Más que ser una dieta, son hábitos que pueden mantenerse a medida que transcurre el tiempo logrando así mantenerlo como estilo de vida. Una de las grandes bondades que ofrece esta dieta es la capacidad que tiene de disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como los infartos y accidentes cerebrovasculares. Además de ayudar a bajar de peso, también disminuye la presión arterial, baja los niveles glucosa en la sangre y evita las alteraciones que influyen en factores de riesgos al corazón. Aunado a esto, su gran aporte al mejor funcionamiento gastrointestinal, también incluye la gran cantidad de vitaminas y antioxidantes provenientes de sus alimentos que ayudan a prevenir las enfermedades y virus retardando el proceso de envejecimiento.
Los alimentos permitidos en esta dieta incluye los vegetales, frutas secas y frescas, pescados, aves, cereales integrales, lácteos descremados, yogurt y aceite de oliva. Tanto los huevos y las carnes rojas, son recomendados de vez en cuando. Los alimentos frescos o crudos son el plato fuerte de esta dieta, siendo sus principales métodos la cocción a la plancha y el horno. Las ensaladas también son platos comunes y los postres deben basarse en frutas combinadas. También los aderezos naturales son importantes en este tipo de hábitos alimenticios ya que el ajo y cebollas son claves para dar sabor de manera natural al igual que las hierbas frescas como el perejil, orégano y albahaca.
En cuanto a los líquidos el agua y los vinos son los más ingeridos, sin embargo el café y el té pueden ser consumidos en cantidades muy pequeñas. Los alimentos que deben evitarse al practicar esta dieta son los excesos de carnes rojas y alimentos procesados, tampoco alimentos congelados y enlatados que contengan químicos. También deben evitarse los panes dulces, harina refinada, bebidas azucaradas y aceites que no seas de oliva.
