Qué es imperio otomano
El Imperio Otomano era un estado monárquico que recibió su nombre de Osman I (1259-1326), un príncipe musulmán turco en Bitinia que conquistó las regiones vecinas que alguna vez estuvieron en manos de la dinastía Seljūq y fundó su propia línea gobernante en el año 1300. El líder, conocido como el Sultán, tenía autoridad absoluta en temas políticos y religiosos.
De acuerdo con el mapa del imperio otomano, hoy en día el territorio comprende los países de Turquía, Grecia, Bulgaria, Egipto, Hungría, Macedonia, Rumania, Jordania, Palestina, Líbano, Siria, una parte de Arabia Saudita, y una considerable parte de la franja costera del norte africano.
La bandera del imperio otomano es muy parecida a la bandera actual de la República de Turquía. Algunos cambios fueron necesarios con la finalidad de cumplir estándares legales. Esta bandera era de color rojo y constaba de una estrella de 5 puntas y una media luna de color blanco.
Historia del imperio otomano
Las tropas otomanas invadieron Europa por primera vez en 1345, arrasando los Balcanes. En 1453 los otomanos habían destruido el Imperio bizantino y capturado Constantinopla, que a partir de entonces se convirtió en su capital.
Bajo Selim I y su hijo Süleyman I, el Imperio Otomano alcanzó su apogeo. Süleyman tomó el control de partes de Persia, la mayor parte de Arabia y grandes secciones de Hungría y los Balcanes.
Un total de 36 sultanes del imperio otomano gobernaron entre los años 1299 y 1922. Durante muchos de estos años, el sultán otomán viviría en el palacio Topkapi en Estambul. Este palacio estaba formado por docenas de jardines, patios y edificios residenciales y administrativos.
Características del imperio otomano
El imperio otomano abarcaba múltiples y peculiares costumbres, referentes a su política, religión, economía y sociedad. Entre las costumbres del Imperio Otomano destacaban:
Política
Previo a las reformas que se dieron lugar entre el siglo XIX y el siglo XX, el Imperio Otomano se encontraba organizado por dos administraciones, una civil y una militar.
El sultán, ejercía como líder absoluto desde el Palacio Imperial. Era asistido por los visires o asesores. Estos, a su vez, eran liderados por el gran visir, quien gozaba de la máxima confianza del sultán. El cargo de gran visir tenía gran importancia, ya que, generalmente, el puesto era ejercido por el sucesor al trono.
Religión
La población turca en sus orígenes no era musulmana. Fue gracias a su contacto con las comunidades árabes que fueron nutriéndose de las distintas costumbres, así como de la religión.
El islam pasó a ser la religión oficial del imperio luego de haber conquistado la ciudad de Constantinopla y gran parte de los territorios árabes localizados en el medio Oriente.
La mayoría de los académicos concuerdan que el Imperio Otomano turco fue tolerante con otras religiones. Aquellos que no eran musulmanes eran categorizados en una estructura comunitaria que les daba a los grupos minoritarios una cantidad limitada de poder, pero manteniéndose bajo el control de la ley otomana.
Economía
La principal fuente de ingreso del imperio otomano era la agricultura gracias a sus amplias y fértiles tierras, donde cultivaban frutas y verduras. Por otro lado, la cría de animales representaba un gran beneficio debido a que se comercializaba la leche y la lana que estos producían.
Además, la posición geográfica privilegiada de ubicarse entre tres continentes les daba acceso al intercambio de productos que provenían de distintas zonas, por lo que los impuestos por exportaciones eran una importante fuente de ingresos.
Sociedad
La sociedad se encontraba dividida en tres grandes grupos: los ulemas, los jenízaros y los millets.
Los ulemas eran los encargados del estudio de la ley islámica. Sin embargo, durante la mayor parte de la existencia del imperio, estos no ejercieron un poder moral sino un bien social.
Los jenízaros por su parte fueron soldados de infantería de élite. Se encargaban de formar las tropas personales de los monarcas. Se asume que fue bajo el gobierno de Murad I cuando se organizó el primero de estos cuerpos.
Los millets eran conocidos por ser los grupos no otomanos que formaban parte del imperio. Estos tenían el poder de gobernarse a sí mismos, manteniendo su religión y costumbres. La tarifa de impuestos a cancelar por su parte era mayor que la de los otomanos.
Caída del imperio otomano
A fines del siglo XVII y XVIII, las guerras ruso-turcas y las guerras con Austria y Polonia debilitaron tanto al imperio, que en el siglo XIX llegó a ser llamado el “hombre enfermo de Europa”.
El Imperio turco Otomano se puso del lado de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, luego de que esta acabara fue disuelto el imperio gracias a los tratados, y en 1923 se proclamó la República de Turquía.
Varios territorios otomanos se independizaron, incluidos Grecia, Rumania y Serbia. Otros territorios ganaron un nivel significativo de autonomía, como Egipto bajo Muhammad ʿAlī y Bulgaria.
Además, la economía del Imperio Otomano sufrió después de que las potencias europeas comenzaron a comerciar con Asia Oriental y las Indias Orientales por mar en lugar de las rutas terrestres controladas por los otomanos.
Por estas razones, el imperio acumuló una enorme deuda a mediados del siglo XIX, que se vio agravada en la década de 1870 por la sequía, las inundaciones y una crisis financiera mundial.
Los sultanes otomanos intentaron rescatar el imperio a través de una serie de reformas destinadas a modernizar el estado. Las más importantes de ellas fueron las reformas de Tanzimat, introducidas entre 1839 y 1876.
Sin embargo, como toda la autoridad legal se concentró en manos de los sultanes del imperio otomano, surgió la resistencia, particularmente entre un grupo de disidentes conocido como los Jóvenes Turcos.
Este grupo, acompañados de militares descontentos, lograron restaurar la constitución de 1876 y el año siguiente depusieron al sultán Abdülhamid II.
Con respecto al imperio otomano en la Primera Guerra Mundial, este no demostró un interés significativo en el resultado de esta guerra en un inicio, ya que los Jóvenes Turcos, quienes eran los líderes para ese entonces, decidieron mantenerse neutral ante tal acción bélica.
No obstante, después de que Alemania pareciera lista para la victoria en los primeros meses de la guerra, los oportunistas del gobierno creyeron que apoyar el esfuerzo bélico alemán sería beneficioso para el imperio en crisis.
Finalmente, las potencias aliadas prevalecieron sobre las potencias centrales, y el acuerdo de posguerra entre los aliados y los otomanos redujo considerablemente su territorio.
Legados del imperio otomano
Los países del imperio otomano fueron muy conocidos por sus logros en el mundo del arte, la ciencia y la medicina. Estambul y otras grandes ciudades alrededor del imperio fueron reconocidos centros artísticos, especialmente durante el reinado de Suleiman el Magnifico.
Las costumbres del imperio otomano más populares incluían la caligrafía, la pintura, la poesía, la cerámica, la música y la confección de textiles y alfombras. La arquitectura otomana ayudó a definir la cultura de la época.
La ciencia fue considerada un importante campo de estudio. Los otomanos aprendieron y practicaron matemática avanzada, astronomía, filosofía, física, geografía y química.
Adicionalmente, algunos de los grandes avances en la medicina fueron logrados por los otomanos. Inventaron varios instrumentos quirúrgicos que aún se mantienen en uso tales como catéteres, escalpelo, fórceps, lancetas y pinzas.